Se trata de un texto que presenta una interesante apuesta discursiva, ya que está llevado adelante por una voz personal, desfachatada y con ribetes poéticos, tal como se consigna recurrentemente al hablar de esta autora. Narración en primera persona que pertenece a Gabi, una artista devenida líder social tras el intento de desalojo del edificio donde vive junto a sus pares. En el acto de prenderse fuego a lo bonzo se inicia su ascenso artístico, social, mediático. Tiene particular relevancia en todo el texto su historia de amor con la alemana Elena.
El estilo general me trajo reminiscencias de Incardona y su campito. Ese tono narrativo que hace un rejunte de "lo popular" y "lo culto" me hizo acordar a algunos de los textos noventosos de los chicos de la UBA (un canchero argento-beat), me hizo acordar a Eloísa Cartonera.
Considero que lo atractivo del texto se agota en esta instancia (superficial) del enunciar, ya lo que lo narrativo propiamente dicho no se sostiene. No hay construcción de personajes ni de historia: todo lo contado se limita a una extensa anécdota de tono absurdo, como si se tratara del resumen de otro texto (así de rápido va la voz narradora por sobre los hechos). Apenas nos internamos un poco más en la historia de amor, pero ésta resulta igualmente superficial en cuanto al planteo narrativo. No hay absolutamente ninguna profundidad ni tensión narrativa a lo largo de todo el texto. La estructura global resulta redundante (ya sabemos todo lo que va a suceder desde el minuto uno). En cuanto a los temas abordados, tampoco hay ningún elemento que asombre, movilice o suponga un aporte en relación a la literatura actual.
En lo personal, considero al texto un acto de rebeldía no logrado. No sé si recomendarla a los curiosos, o no recomendarla. Digamos que si la pueden sacar de una bibioteca, vayan a por ella; pero si la tienen que comprar, mejor busquen otra opción.
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