Cito la contratapa, que es muy fiel al argumento de la novela: "Una fría mañana de noviembre, tras un penoso viaje en barco, un anciano
desembarca en un país que podría ser Francia, donde no conoce a nadie y
cuya lengua ignora. El señor Linh huye de una guerra que ha acabado con
su familia y destrozado su aldea. La guerra le ha robado todo menos a su
nieta, un bebé llamado Sang Diu -que en su idioma significa «Mañana
dulce»- una niña tranquila que duerme siempre que el abuelo tararee su
nana, la melodía que han cantado durante generaciones las mujeres de la
familia. Instalado en un piso de acogida, el señor Linh sólo se preocupa
por su nieta, su única razón de existir hasta que conoce al señor Bark,
un hombre robusto y afable cuya mujer ha fallecido recientemente. Un
afecto espontáneo surge entre estos dos solitarios que hablan distintas
lenguas, pero que son capaces de comprenderse en silencio y a través de
pequeños gestos".
El texto está escrito de manera sencilla, con un ritmo muy tranquilo; el autor nos lleva al desolado mundo de los refugiados y nos ofrece una lección de amistad en la gran ciudad. Tiene un tono de fábula y se puede advertir un marcado aire de candidez. Si bien el texto se escribe con el telón de fondo de las guerras y los grandes dramas personales que acarrea, la propuesta nunca pierde calidez y amabilidad hacia el lector. Es más, hasta se podría catalogar al estilo como de edulcorado. La contratapa es nuevamente es fiel al decirnos que el final es inesperado y conmovedor (por lo menos, para el lector estándar).
La recomiendo como lectura sin muchas exigencias.
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