En ella, un sexagenario que ha sido un reconocido actor de teatro ve derrumbarse su vida cuando pierde su capacidad de actuar. Por propia decisión, se interna en un psiquiátrico por un tiempo. A partir de allí es claro que comienza una nueva etapa en su vida. Eso incluye fundamentalmente la presencia de Peegen, una mujer que siempre ha sido lesbiana, hija de unos amigos de juventud.
Se trata de una novela de tono parejo, sobrio, que no presenta demasiada vena ni hondura psicológica de los personajes, más bien parece una fábula posmoderna sobre el desencanto y la búsqueda.
La edad, las relaciones familiares, el deseo y las expectativas son algunos de los temas que se abordan en esta novela que resulta rápida de leer, aunque -para mi gusto- un poquitín desabrida.
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