“El marino que perdió la gracia del mar”, de Yukio Mishima

Impactante novela corta.
De una trama simple, reviste una densidad apabullante. Llevada adelante con un estilo narrativo pausado, delicadamente descriptivo, está construida con suma exquisitez. De esta manera, la historia, muy simple, se va desperezando como un animal al sol delante de nuestros ojos, al modo narrativo japonés, cuando parece que no sucede mucho, que todo es sumamente lento… hasta que llega el final y entendemos que ha pasado muchísimo, y demasiado intenso. Noboru, de trece años, y Ryuji, el marino, son los protagonistas de la novela, articulados por la figura de la madre del jovencito. Un rol especial cumple el jefe de la banda de amigos de Noboru, una mente escalofriantemente brillante. En este sentido, aparece como nuclear en la historia de este grupo de preadolescentes, cuya concepción de mundo (bastante inverosímil para su edad) se erige como un manifiesto existencialista, en toda su crudeza. Alrededor de este pilar gira argumentalmente todo lo demás, incluyendo el anunciado, terrible final.
La idealización, el honor, la sociedad, los sueños, los deseos, las relaciones familiares están finamente retratadas en la novela, siempre desde un punto de vista desencantado y crudo, propio del universo de Mishima.
Se trata de una novela breve pero intensa, construida sobre una delicada tensión, con pasajes verdaderamente cruentos.

NOTA: Fue llevada al cine en el año 1976 por el director estadounidense Lewis John Carlino.

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