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| Ernest Descals |
Se trata del segundo libro de esta autora cordobesa, editado en simultáneo en Francia.
Estamos frente a un texto ameno, fresco, con muchas voces y un ritmo sostenido, pero que también manifiesta una honda soledad y una tristeza que logran traspasar la página.
Un linyera que no habla y del que no se sabe nada es el eje tácito en torno del cual se teje toda la trama de la novela. Rica en personajes, nos permite acercarnos a ellos a través de pequeños detalles, casi todos muy cotidianos. El lenguaje utilizado expone por momentos una sutil poesía. A pesar de que algunas líneas de diálogo podrían resultar poco creíbles (incluso la base de la historia -ese desmedido interés por el linyera por parte de la camarera y del policía bueno- suena exagerada), la novela resulta sólida y logra conmover. La manera en que se desarrolla la trama posibilita que se narren varias historias subsidiarias, todas ellas muy atractivas. También cuenta con algunos personajes muy prototípicos que se encuentran delineados a la perfección. Lo mismo sucede con algunas escenas, que resultan de palpable realismo. Se trata de un texto que le habla al lector en un lenguaje que éste conoce, con guiños sociales fácilmente identificables. Sin elaborar ninguna tesis intelectual, nos habla de muchas cosas que nos tocan, lo cual no es un logro menor. Abordando el tema de las relaciones interpersonales en la sociedad actual, habla de un tipo de amor sobre el que no es muy común leer.
Muy recomendable.
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