"El campito", Juan Diego Incardona

"El campito es una unidad territorial clásica del Gran Buenos Aires. Lugar hacia donde se va deshaciendo la ciudad, pero no la propiedad privada. Un agujero entre las casas que el vecindario colma de sentido.(...) Juan Diego Incardona lleva las posibilidades de ese escenario al límite. En un relato dantesco donde los residuos industriales crean animales fabulosos, las escenas de la Divina Comedia se entrelazan a la mitología barrial y peronista, y la vida cotidiana no se distingue claramente del teatro de operaciones de una batalla que necesita ser contada."                                                                                                                                         Ariel Schettini


Estamos frente a un texto inclasificable, realmente recomendado para curiosos, y también para lectores de espíritu lúdico.
Se trata de una historia enmarcada: unos chicos de Villa Celina (el autor se incluye en el texto con el nombre propio) conocen a un linyera llamado Carlitos que les empieza a contar una historia fabulosa. Carlitos los visita los domingos y es la ocasión para que todo el barrio escuche esta narración (aunque nunca se llega a expresar el tenor que le dan los oyentes a lo contado, es decir, si es para ellos igual de asombrosa que para nosotros).
Situada en huecos ficticios del conurbano bonaerense, la historia ha sido catalogada como "épica fantástica". En ella, asistimos a toda una guerra entre unos imaginarios barrios peronistas ocultos y la oligarquía que quiere apropiarse de sus contaminadas tierras. Carlitos es uno de los héroes involuntarios, junto a Gorja el enano, el Cantor y un gato de ojos rojos al que todos le temen.
Si bien se toma al peronismo como base para la historia tenemos que decir que la referencia histórica es sumamente superficial. Es verdad: se sirve de la mística peronista (cantitos, slogans, símbolos) y de nombres propios y hechos reales, pero no va más allá en ningún nivel. No deja de ser nunca un entretenimiento de tono casi infantil (¿novela de aventuras?) en el que el peronismo podría ser sustituido por cualquier otro emblema y funcionaría exactamente igual.  Es más, tranquilamente estas referencias pueden leerse en clave humorística, sin muchas vueltas o análisis ideológico. 
Personalmente, disfruté mucho del texto (y de esa libertad que se tomó el autor para disponer de los materiales de la realidad y transformarlos hasta el delirio) hasta un poco más de la mitad. Lo que se cuenta hasta ahí supone un mundo fabuloso, inesperado, plagado de detalles coloridos y atmósferas extrañas (un poco como los cuadros de Bruegel; también me hizo acordar a Marechal). Pero luego, cuando la historia se ancla en el enfrentamiento propiamente dicho, la cosa se pone pesada, me comecé a aburrir. Creo también que el tema de la narración enmarcada podría haber estado mejor manejado, diferenciando estilísticamente a los narradores (Juan Diego, Carlitos). Más allá de este giro que toma la trama hacia el final (y que desinfla el interés inicial) pienso que es un texto singular, interesante y bastante divertido que da para varias lecturas. Y eso ya es mucho.



Artículo teórico sobre la novela, por María Laura Caraballo en No-Retornable
Y una de arena, por Favio Lo Presti 


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