"Estocolmo", Iosi Havilio

Lo primero que pensé al leer las primeras páginas de esta novela es: ¿cómo que Havilio es argentino? Es realmente extraño que semejante narrador sea tan desconocido en el ambiente local. Y que su escritura tenga -por suerte!- tan poco que ver con las novelas más famosillas del mundito literario criollo.

 METUS Peyrotau & Sediles para El Espacio para el Arte de Obra Social Caja Madrid 


Estolcolmo es una novela muy urbana, muy contemporánea y de temática muy gay. Desde la perspectiva de su protagonista -René, un cincuentón que trabaja para la Cruz Roja sueca- asistimos a un viaje que nos lleva a los rincones más raros de Santiago de Chile y cercanías. O quizás, los lugares en sí no sean raros, sino que lo es la mirada del protagonista, su forma de percibir la realidad como si todo fuera sumamente amenazante, como si no tuviera voluntad y fuera arrastrado por las situaciones. El protagonista es chileno de nacimiento, a los 18 años viaja a Estocolmo, de donde no vuelve más. El viaje que realiza ahora, junto a dos jovencitos suecos de la Cruz Roja, es una suerte de viaje a la semilla: un reencuentro con el pasado y con los orígenes. Pero este viaje se encuentra lejos de la nostalgia y del mero exponer la historia chilena de los últimos años. Por el contrario, la novela está signada por el vértigo, por cierta despersonalización cercana a lo onírico y por la imagen siempre presente de la violencia, encarnada en Boris, un ex amante de René que lo tiene amenazado de muerte.
Le corresponderá a un hombre gay decirnos cuánto de lugares comunes tiene esta novela. En lo personal, me pareció interesantísima y universal: la violencia dentro de la pareja (que llamamos "violencia de género" por estos días, pero que - como queda claro en este texto- excede los géneros) y más que nada el miedo, con todas sus variantes.
Una novela muy bien escrita, con justas descripciones, muy fílmica, muy clara y directa: cero pretensión, cero floreo. Con momentos en los que podemos conmovernos y, en lo personal, hasta sentirnos identificados. No le falta ni sobra nada.
La recomiendo como interesante lectura de verano que nos puede dejar asombrados acerca de la calidad literaria de Havilio.

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