"La barrera del pudor", de Pablo Simonetti

Esta novela del exitoso autor chileno nos cuenta en primera persona el testimonio de una mujer de mediana edad que expone retrospectivamente sus vivencias matrimoniales. Recluída en una casa de ensueño entre la montaña y el mar, recibe efímeras visitas de personas cercanas que se describen en cada uno de los cinco capítulos. Cortando la narración de estas visitas (y en ocasiones sin demasiada conexión), se introducen extensas páginas de raccontos en las cuales se cuentan el inicio del matrimonio, el nacimiento de los problemas conyugales (basados en la falta de sexo) y las distintas alternativas que atraviesa la pareja para intentar salvar ese matrimonio (muchas de ellas, impudorosas, claro está).
La novela me pareció francamente mediocre y aburrida.
Primero y principal, hay que destacar lo edulcorado del ambiente y de los personajes, la narración se sitúa en los espacios físicos más idealizados posibles (departamentos de estilo en Santiago, una casa de revista de decoración en las afueras, un piso y restaurantes cool en New York y así...) y cada uno de los personajes (esposo, amantes estables, amantes ocasionales, familiares) hace gala de un admirable éxito profesional, de un estatus y estilo que nos enfrenta cara a cara con una manufactura marquetinera, superficial, acartonada y muy poco creíble.
Por otra parte, las disquisiciones de Amelia intentan todo el tiempo pasar por profundas, sin embargo el núcleo de su dilema es simple, pequeño y burgués: qué se hace cuando en un matrimonio donde no hay sexo la pareja siente que sin embargo se quiere. Amelia se muestra confundida y reflexiva pero no resulta para nada creíble. Más que una mujer en conflicto parece una "señora bien" tratando de hacer sonrojar a las vecinas con una andanada de anécdotas pretendidamente eróticas (pero cuya falta de ardor mueve a risa). Su escritura se nos presenta aún más simple, con cierto infantilismo diría. Es notable de qué manera avanzan los núcleos narrativos contándonos distintas anécdotas sexuales, de una manera rápida, insípida y pretenciosa a la vez, tan lejos de la buena literatura capaz de mostrar aristas nuevas, sorpresas, pespuntes psicológicos, detalles. Acá no. El personaje más citado de la obra, el marido Ezequiel, es poco menos que un fantasma: no podemos hacernos una verdadera idea de él, casi no tiene guiones de diálogo, es una figura de aire a pesar del excesivo peso argumental. Y lo mismo con el resto de los personajes, se trata de una suma de figuritas decorativas. Las descripciones están ancladas en la polera que tienen puesta o en la calidad de sus pectorales. Y cuando se habla de paisajes, parece un catálogo. No encontré profundidad de ningún tipo, riqueza conceptual o verdadero desarrollo reflexivo sobre las relaciones amorosas humanas. La suma de los núcleos narrativos parece pasar como una topadora por encima de cualquier matiz.
Imagino que el autor pensó al momento de su escritura en muchas señoras de vacaciones en la playa, sintiéndose atrevidas e identificadas al leer la novela. También me permito imaginar, por la clase de detalles que la colorean, que el autor pensó también en su adaptación cinematográfica. Dado el éxito de ventas en el país, considero que la apuesta de Simonetti fue más que exitosa, aunque en el camino se haya cargado a la buena literatura, como suele suceder con los best sellers.


La otra crítica: http://mmorales.diarioeldia.cl/?p=121
NOTA: Lea este comentario encontrado al azar en alguna página, creo que da cuenta del lector modelo de Simonetti: "Me encanta Pablo Simonetti, he leido y releido tanto sus libros, como articulos y comentarios en distintos medios, es un estilo diferente, entretenido y a pesar de lo fuerte, resulta comodo, culto y apropiado. La nueva vision ,el nuevo punto de vista, es lo que caracteriza,tanto este,como los anteriores,siendo ,ademas,una persona afable, estable y muy ilustrada, siempre actualizado".

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